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La última noche de la 26° Fiesta Nacional del Chamamé fue una larga noche de música y cultura correntina. El anfiteatro Tránsito Cocomarola estuvo colmado, a pleno. El gobernador Ricardo Colombi y el ministro de Cultura de la Nación, Alejandro Avelluto, como en la penúltima noche, estuvieron presentes entre el público.
Algunos de los artistas que dejaron su música en el Sosa Cordero en esta última noche fueron: Antonio Taibo y los Mensajeros del Chamamé, Esencia Litoraleña, Grupo Urupá, Salamanca, Lucky Bentos, Juliano Javosky, por supuesto el ballet oficial, Juan Carlos Jensen, Kike Sheridan y Voces de Asunción entre otros.
Entre los tantos invitados que no procede del chamamé y que, sin embargo, hizo chamamé, fue el cantante y compositor Coti, nacido y Rosario y criado en Concordia. Ambas ciudades, cada cual a su modo, han conseguido que el chamamé no le sea ajeno, tal como él mismo expresará luego de su actuación ante los medios. El artista estuvo acompañado por el ensamble de la provincia.
Coti Sorokin, un referente claro el rock pop nacional, eligió cantar dos temas muy queridos para los correntinos y que hace mucho tiempo que han trascendido las fronteras, ‘Pueblero de allá ité’, de Pocho Roch y ‘Apurate José’, de Teresa Parodi; este chamamé fue escogido para recordar a las miles de personas afectadas por las inundaciones.
Luego de su presentación, Coti dialogo con la prensa. Y explico sobre su relación con el chamame, “se escuchaba y se escucha mucho chamamé, estamos muy conectados por el río, tengo una relación con el género, no es que me es ajeno. El chamamé tiene una riqueza estilística tan grande, con tanta variedad que es muy abarcador, igual que pasa con el tango y con el bossa nova.”
En cuanto a las obras elegidas para su espectáculo, Coti expreso que “…Escogí el tema de Pocho Roch porque es una canción que viviendo lejos durante muchos años, uno se da cuenta y valora cada una de las frases que describe esa canción, toda descripción que allí se hace es la descripción de mi infancia en Concordia. Elegí canciones sin importarme si iban a ser un hit para cantarlas sino tratar de transmitir algo de modo sincero y lo que yo pensaba. La otra canción que elegí fue la de ‘Apurate José’ que tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo con el río…”.
Además expreso “…Como experiencia es maravillosa porque es un desafío, una inquietud que constantemente, como artista, uno se tiene que plantear y uno a veces piensa que no puede hasta que sabe que puede. Así, cuando uno tiene una formación musical de chiquito, al final te das cuenta de que todos los géneros tienen algo en común y todos los géneros están hechos de fusiones, de diferentes culturas, por eso yo soy pro inmigración, porque siempre los inmigrantes han enriquecido las culturas de los países adonde llegan…”
Ya en la madrugada, Antonio Tarragó Ros se hizo presente sobre el escenario con una propuesta que, presentada en una fiesta como esta, tenía la posibilidad de salir muy bien o muy mal. Y no ocurrió ninguna de las dos cosas. Tarragó Ros se presentó con la Camerata de la provincia, todos músicos de alto nivel y jóvenes. La propuesta de Antonio fue hacer chamamé con violines, bajos, vientos, es decir, músicos acostumbrados a un repertorio clásico interpretaron chamamé mientras él tocaba su acordeón. El gran músico que es Tarrago Ros fue capaz de acercar los violines a los agudos del acordeón y hacer que los contrabajos sonaran como el grave del acordeón. Esto fue lo que pensó, pero no fue lo que salió.
Para el cierre de la fiesta, Mario Bofill, ante un Cocomarola sin un lugar más, cuyas entradas ya se habían agotado días antes, realizó su show, sobre todo, su eficaz comunicación con la gente, algo que sus seguidores, admiradores incondicionales de su estilo, supieron celebrar.
Así, con un último sapucay se despidió esta 26 Fiesta Nacional del Chamamé, un ‘hasta pronto’, un ‘hasta el año que viene’, un saber que el chamamé ya no se detiene y anda serpenteando por la música sin fronteras.
